Buenos días nos dé Roberto Brasero… (nota para los boomers de esta revista: es el «nuevo» Mariano Medina). En este artículo vamos a hablar de 8Bit Box, un juego de mesa creado por Frank Crittin y Grégoire Large para IelloUSA (@IelloUSA) y editado en España por Devir (@DevirIberia). Si bien escribir sobre este tipo de productos es inusual en la revista, con ello pretendo tranquilizar a vuestras madres, que se muestran preocupadas por veros siempre con tanto videojuego viejuno (¡que hasta ellas juegan al Candy Crush, por favor!). Para que no se os haga muy difícil de asimilar, el juego que os presento, pese a ser moderno, está relacionado con vuestra gran pasión (me refiero a los videojuegos, claro).
8Bit Box simula ser una consola retro y, como tal, incluye diversos elementos que sirven de base para poder «ejecutar» diversos juegos. De hecho, junto con la «consola», nos vienen ya incluidos tres «programas», cada uno de los cuales viene en una cajita propia (a modo de «cartucho»), que, además de las instrucciones, proporciona algún elemento específico para dicho juego (como, por ejemplo, el tablero).
Centrándonos en el contenido, los elementos comunes son diversos cubitos de colores (que pueden servir para llevar la puntuación o para representar la posición del jugador en la «pantalla»), unos dados (que harán la función del comando RANDOM en los juegos que lo requieran) y, principalmente, seis mandos de control (¡seis!).
Esos mandos, como en cualquier consola real, son la interfaz de control de los videojuegos y están realizados en un resistente y práctico cartón rígido. En esencia, los mandos se componen de tres diales giratorios: uno para indicar la dirección del movimiento (ocho direcciones posibles), otro para la fuerza o el impulso (entre 0 y 9) y otro más para los botones especiales (lo que viene a ser la cruz, el cuadradito, el círculo y el triángulo en una PlayStation). Hay que señalar que cada juego requiere el uso de algunos componentes de la caja base, pero no de todos; de igual modo, a la hora de manejar el mando, en cada juego se emplearán uno o dos diales, pero rara vez los tres.
Pues con estos elementos físicos se intenta recrear, de modo razonablemente fiel, la sensación de jugar a clásicos como el Decathlon (con sus diferentes pruebas deportivas), el Pac-Man o una carrera del estilo Mario Kart o Crash Team Racing (con divertidos lanzamientos de objetos explosivos).
Antes de explicar su funcionamiento, debo señalar que hay una pega importante en este 8Bit Box: ninguno de los juegos incluidos tiene modo solitario, lo cual obliga a tener amigos para poder disfrutarlos. Así, en el comecocos (aquí llamado Pixoid), un jugador lleva al bueno y el resto maneja a los fantasmas que intentan atraparlo. Todos los jugadores tendrán su propio mando y, con un simple giro de uno de sus diales, indicarán la dirección en que se moverá su personaje (el que lleve cada uno); con otro dial se indicará la amplitud del desplazamiento (cuántos cuadraditos). Hecho esto de manera oculta, todos a la vez mostrarán su movimiento, de manera que, al igual que en el videojuego, buenos y malos realizarán sus acciones al unísono (y no por turnos), lo que te obliga a intentar adivinar hacia dónde se desplazará tu rival (o rivales, si llevas a Pacman).
La partida acabará tras repetir esta acción doce veces (doce turnos simultáneos) o cuando se atrape a Pacman, momento en el que se repartirá una serie de puntos entre los jugadores, en función de cuánto tiempo haya sobrevivido el protagonista. Tras esto, se cambian los roles y se juega de nuevo. Cuando todos los jugadores hayan manejado una vez al prota, se dará por vencedor al que más puntos haya sumado entre todas las partidas. Puede parecer largo echar tres o cuatro partidas (tantas como jugadores), pero lo cierto es que son de corta duración y no se hace nada tedioso.
Por su parte, en Stadium (el remedo de Decathlon) se realizarán diversas pruebas (hay más de diez), incluyendo algunas por equipos, como el baloncesto. De hecho, incluso para las pruebas individuales hay dos equipos (de
dos o tres integrantes), ya que el objetivo final es tener un medallero mejor que el «país» (equipo) rival. Cada prueba (minijuego) tiene sus propias dinámicas: desde adivinar las acciones del rival en el baloncesto o en el kárate (si tú atacas con una patada por abajo y yo me defiendo cubriéndome por arriba, me llevo el golpe), hasta esforzarte (apostar) más que los rivales en las pruebas de atletismo (pero nuestra resistencia es limitada, por lo que realizar un esfuerzo excesivo en una competición causará un gran desgaste que nos dejará pocas opciones en las siguientes). Como curiosidad, una de las pruebas es un control antidoping, así que ojito con lo que tomamos (o fumamos).
El último de los juegos, Outspeed, simula una carrera motorizada, en el que los vehículos van obteniendo cartas que, a modo de cajas sorpresa, proporcionan objetos para mejorar nuestro avance… generalmente, a base de perjudicar el de los demás. En este juego cobra especial importancia el factor suerte, no
solo porque los distintos efectos que se pueden obtener en las cartas, sino también porque los propios movimientos de los jugadores y el consumo de fuel dependen de los dados. No obstante, esta mayor aleatoriedad lo hace también más parecido a un videojuego (¿quién no ha ido primero en una carrera del Mario Kart y, sin comerlo ni beberlo, se ha encontrado con que un misil le ha hecho perder cuando estaba ya viendo la meta?).
En resumen, podríamos decir que 8Bit Box logra transmitir alguna de las sensaciones de las antiguas consolas de una manera imaginativa y original. Estas sensaciones están más logradas en Pixoid/Pac-Man (por la incertidumbre de hacia dónde se moverán los demás) y en Outspeed/Mario Kart (por el elemento sorpresa y los cambios de posición en la carrera). Por el contrario, Stadium/Decathlon es el menos logrado: la mayoría de las pruebas del videojuego se basaban en aporrear unas teclas o mover una palanca del mando rápidamente, y se realizaban en solitario; en 8Bit Box juegas contra otros y para ello se realiza una gestión de recursos (energía).
Esto no lo hace peor (de hecho, creo que así es más divertido), pero ciertamente no se asemeja al videojuego.
El éxito de esta «consola» 8Bit Box sospecho que ha sido modesto, porque los juegos adicionales que se han publicado posteriormente (pues la idea era ir añadiendo títulos a esta caja básica) han sido escasos: uno. Y no lo hay en español. Se llama Double Rumble, es de lucha y, eso sí, permite el juego en solitario.
NOTA: Existe otro juego de mesa llamado Link: un juego de mesa en 8 bits, cuya caja simula ser también una consola antigua. No se confundan con él, que no tiene absolutamente nada que ver.
NOTA 2: ¿Hace cuánto que no le dan un beso a su madre? Ya están tardando.