Un opaco grupo religioso desarrolla oscuras actividades en las profundidades de los Estados Unidos de los 80. Rodeado de un ambiente decadente de misticismo, opresión y violencia, un agente infiltrado tratará de detenerles mientras lucha contra sus propios demonios.
Con esta premisa, el grupo argentino LCB Game Studio nos obsequia con una tercera entrega de su saga Pixel Pulps, novelas visuales de estilo retro que aúnan una estética pixel art con una narrativa pulp ambientada en lo más profundo de los Estados Unidos de los 80.
Bahnsen Knights es la tercera entrega de una saga compuesta por tres juegos, con un cuarto ya anunciado y en camino. Todas las Pixel Pulps comparten el mismo mundo de juego, pero son historias independientes y no haber jugado a las anteriores no perjudica la experiencia, más allá de perder alguna que otra referencia puntual a hechos pasados o reconocer a un personaje secundario.
Narrativa
Mientras Mothmen 1966 presentó una historia «de monstruos» y Varney Lake narraba las escapadas de un grupo de adolescentes, Bahnsen Knights es un thriller detectivesco. Las tres tendrían perfecta cabida en una Weird Tales, una Amazing Stories, o cualquier otra revista pulp norteamericana del pasado, pero, en mi opinión, esta tercera entrega sube el listón narrativo considerablemente.
La historia, esta vez, es de carácter personal e introspectiva. El protagonista, Boulder, es un hombre torturado por circunstancias de su pasado e inmerso en una situación peligrosa. Esta oscuridad, tanto interna como externa, se refleja en los textos de manera efectiva, generando un ambiente asfixiante e inquietante. Los elementos sobrenaturales, eje conductor de sus predecesoras, esta vez pasan a un segundo plano.
La premisa es interesante, el desarrollo mantiene una tensión constante durante todo el juego, y el desenlace deja un buen sabor de boca. Los personajes resultan creíbles y tridimensionales: quizá se eche en falta un mayor desarrollo de los mismos, pero dada la duración del juego, no creo que se pueda pedir más.
Nico y Fer, los autores, se han documentado a conciencia. No solo la ambientación bebe de numerosas referencias a lugares y sucesos reales, incluso se permiten dejar caer diversos comentarios meta sobre técnicas narrativas y de escritura que han empleado en el desarrollo del título. Excelente.
Jugabilidad
Las Pixel Pulps pertenecen al género de las aventuras por opciones o novelas visuales. La mayor parte del juego es una narración pasiva en forma de textos breves acompañados de ilustraciones, hasta que la narración se interrumpe con un menú de opciones en los que el jugador puede tomar una decisión que bifurcará la historia en uno u otro sentido.
Los juegos de LCB intentan ir más allá de la fórmula básica en dos sentidos: el uso frecuente de minijuegos, y la abundancia de opciones, que en algunas ocasiones nos ofrece incluso algo de libertad de movimiento entre localidades. Bahnsen Knights no es una excepción.
Los minijuegos son, en general, opcionales. La opción de saltárselos acostumbra a aparecer, sin introducir consecuencias en la trama, tras fallar una o dos veces… y eso se agradece. Personalmente, considero que no están muy bien conseguidos: la interfaz de uso, siempre basado en menús de cuatro opciones, resulta tosco y no se adapta bien a lo que algunos de estos juegos pretenden ofrecer. Por poner un ejemplo, varias escenas muestran, como si de un simulacro de Spy Hunter se tratara, un primitivo arcade de coches de vista cenital donde hay que esquivar el tráfico… ¡Usando las opciones de menú para mover el coche a izquierda o derecha!
Tampoco ayuda que, para reflejar las situaciones de alto riesgo que vive Boulder, el protagonista del juego, muchas escenas funcionan con tiempo límite, a veces muy ajustado, ¡y no solo los minijuegos! Una escena inesperada, en mitad de una larga narrativa, puede sorprender con una opción temporizada inesperada que, casi seguro, desembocará en su correspondiente pantalla de game over. Estas muertes serán tan frecuentes como inconsecuentes, ya que, por fortuna, el juego siempre permite continuar la partida desde el instante anterior a la «sorpresa».
Lo que sí es un aporte netamente positivo es la abundancia de opciones. En su papel de investigador infiltrado, el objetivo de Boulder consiste en conseguir pruebas incriminatorias del misterioso culto de los Bahnsen Knights y, en función de las decisiones tomadas durante el juego, es posible acabar encontrando más o menos pruebas y darles mejor o peor uso. Hay una cierta ilusión en todo esto (ni el final ni el desarrollo mismo cambian de forma importante según estas decisiones), pero sí que aporta un pico de rejugabilidad al título.
Y ojo: esa rejugabilidad se agradece, porque entre los Pixel Pulps, esta es la más breve de las tres experiencias. Mientras Mothmen 1966 y Varney Lake me dieron entre dos y tres horas de entretenimiento, Bahnsen Knights me enseñó los créditos poco más de una hora después de arrancar el juego. Demasiado breve, me temo, aunque el precio (menos de 9 euros cada juego) sea adecuado y la experiencia de esos momentos resulte memorable a pesar de dejarnos tan pronto.
Gráficos y sonido
Otra seña de identidad de las Pixel Pulps se encuentra en su aspecto retro basado en pixel art de baja resolución y una limitadísima paleta de colores (¡inspirada en el ZX Spectrum!). Para cada entrega de la serie predomina un color concreto, y en esta es el rojo, reforzando la tensión y el peligro que en todo momento rodeará a Boulder durante la aventura.
Estas limitaciones no desmerecen el resultado final. En cambio, se trata de una decisión voluntaria e inteligente: a diferencia de la mayoría de novelas visuales, las Pixel Pulps cuentan con un número tremendo de ilustraciones: prácticamente una diferente (¡o varias!) para cada texto o situación, todas ellas de calidad profesional. Aquí, los gráficos son coprotagonistas de la experiencia, y no una decoración o accesorio.
Al juego lo acompaña una banda sonora minimalista que simula el sonido FM que podría salir de cualquier vieja tarjeta SoundBlaster. En esta ocasión el sonido está más presente que en títulos anteriores. Su carácter casi siempre es ambiental, con honrosas excepciones: en determinados momentos del juego una máquina de discos permite amenizar el momento escogiendo entre diversas melodías de carácter ochentero.
Conclusiones
Dado el carácter principalmente narrativo de los juegos, Bahnsen Knights sube el ya alto listón de sus predecesoras. Sus puntos flacos se encuentran en su corta duración y en unos minijuegos que no acaban de encajar del todo, pero en resumidas cuentas, es una experiencia totalmente recomendable.