La Abadía del Crimen… ¿Aventura de texto con IA?
Bueno, bueno.
Tras el intenso debate abierto por Manuel González (@whalkira) acerca del uso de la Inteligencia Artificial generativa y su aplicación en el desarrollo de aventuras de texto, muchas han sido las reacciones en el mundo aventuril.
Desde fervientes defensores de las IAs, hasta feroces enemigos de las mismas que claman por el uso de la inteligencia natural en su lugar.
Desde el CAAD sabemos lo que es lanzar temas que escuecen, pero nada comparado con lo que ha hecho Óscar Martínez (@omrpps), que ha optado por lanzarlo todo por el aire y tocar dos de los pilares que sustentan los desarrolladores de la vieja escuela en nuestro país: Las aventuras de texto y La Abadía del Crimen.
Y lo ha hecho para generar una versión de texto del laureado juego de Paco Menéndez y Juan Delcán en forma de chat mediante el modelo Meta Llama 3 de IA.
Este proyecto nace con un profundo respeto y admiración por el juego original de 1987 y sus creadores, Juan Delcán y Paco Menéndez. No pretende faltar al respeto de la obra maestra original, sino rendir un homenaje a su genialidad, ofreciendo una nueva forma de experimentar su esencia a través de la narrativa interactiva potenciada por la IA generativa.
El juego se basa en la plataforma HuggingChat y trata de volver a llevarnos a la vieja abadía de nuestra lejana juventud, pero añadiendo huevos de Pascua y permitiéndonos que la exploremos con libertad. ¡Os ruego que me sigáis!
Esta combinación de texto, abadía e IA seguro que levanta todas las ampollas existentes y alguna más, así que os pedimos vuestra opinión. Siempre desde el respeto y teniendo en cuenta que el bueno de Óscar solo trata de actualizar un juego mítico usando las herramientas de hoy en día mediante un experimento que busca fusionar el pasado y el futuro, manteniendo viva la chispa de la innovación y la creatividad que hizo de este juego un clásico atemporal.
Aquí tienes el enlace para probar la Abad-IA del crimen y no olvides dejar tus comentarios al autor y en nuestra web, que no dejáis nada, ¡corcho!