Se cumplen 30 años (y algunos días) desde que LucasArts puso a la venta la secuela de Maniac Mansion, cuyo nombre completo es Maniac Mansion: Day of the Tentacle, por obra y gracia de Tim Schafer y David Grossman (o David Grossman y Tim Schafer, que tanto monta, monta tanto).
Muy sorprendente sería que alguien con afición a los juegos de aventura no conozca perfectamente este título, pero citemos a modo de presentación unas líneas del extenso análisis del juego publicado en el añejo CAAD 27 allá por el verano de 1994, realizado por Juan Manuel Medina, programador de Aventuras AD:
Empezaré por contar la historia, no sea que alguien acabe de volver de un año de vacaciones en Marte y no se haya enterado todavía de qué va. Va de que el Tentáculo Púrpura, que vive con su compañero de especie el Tentáculo Verde en la Mansión del Doctor Ed Edison y su familia, no tiene otra idea que beberse los residuos contaminantes que el susodicho científico vierte antiecológicamente en un riachuelo cercano. De resultas de tan nocivo atracón el tentáculo sufre una repentina mutación que le hace desarrollar, por una parte (o por ambos lados, según se mire), brazos y, por otra, un irrefrenable deseo de dominar al mundo. Nuestra misión es, obviamente, dar al traste con los planes del tentáculo descarriado para lo cual controlaremos a tres personajes, a saber:
Bernard, una especie de empollón despistadillo que es más o menos el líder del grupo. Es el único que también salía en el Maniac Mansion.
Hoagie, un heavy gordo, pasota y bastante cochino que toca la batería en un grupo musical.
Y Laverne, que estudia segundo de medicina y tiene una tendencia compulsiva a diseccionar todo lo que se le ponga a tiro, aunque ahora está bajo terapia y controla cantidad… afortunadamente.
La forma de evitar la catástrofe, según el doctor Edison, es viajar un día hacia el pasado en la máquina del tiempo de su invención y detener el vertido de los desechos antes de que el Tentáculo Púrpura los beba. Desgraciadamente, of course, la cosa se tuerce y la chapucera máquina se rompe dejando a Bernard en el presente, a Hoagie a doscientos años en un pasado sin electricidad y a Laverne a una cantidad igual de años en un futuro donde los tentáculos dominan el mundo. A partir de aquí, a jugaaaar.
Dicho esto, la cosa prometía, y quienes la jugamos en su momento la disfrutamos plenamente. Cabe la remota posibilidad de que no lo hayas hecho, algo que pasa en las mejores familias. De hecho, Ricardo Oyón no se ha jugado Indiana Jones and the Fate of Atlantis hasta hace poco, y nos contará sus experiencias en el CAAD 61, pero desde aquí se recomienda vivamente jugar ambos títulos si no lo has hecho todavía.
Entre los múltiples homenajes que se ha hecho a este aniversario, reproducimos una ilustración de José Malvárez, que nos cuenta en Twitter su inspiración y las dos versiones realizadas, y el excelente documental The Making of Day of the Tentacle de onaretrotip, que podéis ver en Youtube: